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sábado, 24 de noviembre de 2012

Epílogo



Miranda caminaba por el Palacio Celeste , su hijo pequeño jugueteaba entre las flores del jardín junto a sus primos, descendientes de Francisco.
Ya habían pasado quince años, todo esto no dejaba de ser extraño para ella, a veces, despertaba aterrada durante las noches, huyendo de demonios que ya no están, que no volverán nunca más.
Recordó como después de la batalla, apareció en el Palacio Celeste y Eric la tomo entre sus brazos mientras le explicaba que todo fue una prueba de valentía y honor, ella y su hermano la habían superado, demostrando que eran dignos herederos del trono real, que la Luz había prevalecido por sobre la Oscuridad en de sus corazones.
Ahora era Francisco quien mantenía el equilibrio del los mundos, ella pudo ocupar el lugar de su hermano, pero renunció, dejo el poder de lado, a cambio, recibió el amor eterno e incondicional de Eric.
No volvería a correr por su vida, ya no estaba escapando de la muerte.

Capitulo 30 (Parte II): Aquí estoy, no escaparé



-No es verdad, no puede serlo. ¡No es verdad! ¿Me oyes? ¡¡Eso no es verdad!!- De donde sea que salieran esos recuerdos, no provienen de mí.
-Deja de negar la realidad, eso eres, una mestiza hija de un demonio y un ángel, fruto de una relación letal.-
-Y su destino es convertirse en la Reina de la Luz.- Dijo Andrew.
-Su destino es morir.-
-Primero deberás acabar conmigo.- Amenazó  Francisco  fieramente.
-No es necesario que sacrifique su vida por Alice, alteza.  Ella es la maldad encarnada.-
-¡Miranda! Me llamó Miranda.-
-Y es mi hermana, imbécil.-
Un chasquido de sus dedos hicieron a Francisco caer al suelo. Me concentré en el fuego que me corroía, envié ese calor infernal al cuerpo de Christian, este se aturdió, los ángeles se abalanzaron sobre mí, Andrew los tiró contra la nada.
-Mala elección.- Murmuró el Guardián de Lisiaret. Nuevamente chasqueó los dedos. Soldados alados de rostros angelicales con espadas de plata intentaron atacarme, el monstruo dentro de mí quiso salir, un delicioso banquete de sangre dulce... Algo me hizo detenerme en seco. ''No dejare que me domines'' '' ¡No lo haré!''
-¡Miranda!- Francisco se transformó en lobo, corrió a mi lado, arrancándole la cabeza a un soldado alado.
-Esto no esta bien, Miranda. ¡Qué estamos haciendo!- Estaba asustado, jamás pensó matar a alguien para defenderse...
-Mantenernos con vida.- Respondí en silencio.
Más soldados descendieron, Andrew ya se veía sobrepasado, luchando con tres a la vez. Francisco y yo nos protegimos mutuamente, esquivando los ataques... Evitando mi naturaleza asesina.
-¡No ganarán! Ríndanse y entreguen a Alice.- Dijo Christian.
-Antes muerto.- Gruñó Andrew, matando con rapidez a dos soldados.
-Como desees.- Un rayo silenció a las espadas. Eric y otros vampiros aparecieron después del resplandor, guardianes del Castillo Oscuro, Kate y Anne.
Comenzó una lluvia torrencial.
-¡Qué empiece la batalla!- Gritó Andrew con ironía, burlándose de Christian.
Eric me lanzó una espada, la tomé con algo de dificultad. Luché con los soldados, paralicé sus ataques e intenté proteger a Francisco. Pronto todo estuvo rodeado de sangre mesclada con el agua de la lluvia.
Mi espada chocó con brutalidad otra igualmente fuerte. Mire el rostro de mi atacante.
¡Sorpresa!  Es Cristina.
-¡Miranda!-
-¡Cristina!- Ambas dejamos nuestras armas y nos abrazamos, mal momento para un reencuentro.
-¿Pero tu...? ¡Estabas muerta!-
-No totalmente... Pero...-
Casi me arrancan el cuello. Volvimos a la batalla, plumas perfumadas y sangre angelical hacían que perdiera mi concentración. De repente note alas en mi antigua Guardiana.
-¿Por qué?- Pregunté mientras clavaba la espada en el suelo.
-Soy una soldado, Christian me devolvió a la vida.- Algo helado recorrió mi pecho, no es posible.
-¡Él me quiere muerta!-
-Lo sé, pero era la única forma de regresar.-
Tomé mi espada y corrí lejos de ella, no quería verla si íbamos a tener que matarnos.
Eric estaba enfrentando a un enorme alado, le enterré mi arma por la espalda, este cayó muerto.
Escapar. Es lo único que he hecho desde que entré a este mundo, esconderme del destino escrito para mí.
-¡Princesa!- Eric me rodeo en sus brazos y me besó.
-Debo morir.-
-¿Estas loca?-
-Esto no se detendrá, nunca acabará la lucha.- Besé de nuevo a Eric y me alejé de él.
-¡¿Esto es por mi, no?! ¡Pues aquí me tienen! Detengan su maldita guerra y dejen de acabar con sus vidas.- Grité con toda la fuerza que quedaba en mis pulmones, nadie se movió.
Tomé el medallón que me entregó Andrew antes de partir... No te servirá para regresar, pero tiene más poderes de los que imaginas. Se abrirá únicamente cuando lo necesites de verdad.
Lo abrí lentamente...
-Hasta aquí llegó esto, princesa. Todo acabo.-
Un enorme Palacio Celeste se alzaba frente a mí, Christian estaba a un lado, sonriendo triunfal.
-¿Qué pasó?- Los hechos de por si incomprensibles, se volvieron totalmente imposibles de descifrar para mi pobre cerebro. ¿Y Francisco?
-¿Dónde esta mi hermano? ¡¡Francisco!!- Chillé desesperada, perdiendo el control de mi misma.
-Tranquila princesa, todo esta bien, su hermano ha sido llevado adentro.- Caminé con la conciencia perdida.
Entonces escuché esa voz, su voz.
-Miranda, todo ha acabado.-
 _____________________________________
Hello! Girls! Bueno, la novela ha llegado a su fin, dentro de poco (espero poder) subiré el epilogo, estoy casi 100% de que lo necesitan para entender todo lo que sucede, es algo confuso :)
Solo espero que les haya gustado...
Goodbye! <3

viernes, 23 de noviembre de 2012

Capitulo 30 (Parte I) : Pasado olvidado



Andrew y Francisco estaban junto a mí, tan sorprendidos como yo.
-¿Qué pasó?-
-No lo sé.- Estamos parados en medio de la nada, solo hay arena alrededor. El abrazador calor del sol quema mi piel de manera sorprendente.
Llamas comenzaron a brotar del suelo, atrapándonos a todos en algo muy similar al infierno terrenal. Los tres comenzamos a quemarnos, los gritos desesperados de mi hermano sumado al dolor total me dejaron casi inconsciente de lo que debía hacer.
-¡Miranda! Piensa en frio.- Ordenó Andrew.
-¿Qué?-
-¡¡Hazlo, maldita sea!!- Lo que me pareció una completa locura, quizás sea nuestra única salvación. Invierno, nieve, lluvia, agua, hielo.
-Frío total, hasta congelar tu sangre y paralizar tu corazón.- Pensó Francisco.
-Exacto.- Recordé cada detalle de mi transformación, el hielo recorriéndolo todo, deteniendo mis latidos, cristalizando mi corazón, congelándome en el tiempo, para siempre.
-¡Funciona!- Gritó Francisco. Abrí mis ojos, el fuego iba en retroceso, pero aún podía sentir las llamas dentro de mi cuerpo.
En ese preciso momento, algo inesperado sucedió: Christian Torres, el amigo de Anne, bajó del cielo, una luz segadora provenía desde su interior, su rostro angelical me observo detenidamente, luego, con un leve movimiento de sus labios, dos ángeles llegaron, posándose junto a él con una delicadeza casi aterradora.
-Un gusto verlos otra vez.- Dijo haciendo un ademan.
-¿Qué ocurre aquí?- Preguntó Francisco.
-Lo que debió pasar hace mucho tiempo, alteza.- Sus ojos chispearon, sea quien sea Christian, no es un vampiro, de eso estoy segura.
-Esta en lo correcto, princesa. Soy el Guardián de Lisiaret.-
-Oh no.- El terror se apoderó del rostro de Andrew, comprendí con su mudo mensaje, que esta vez, sería imposible escapar.
-Lo siento Andrew, pero es lo correcto.-
-Una batalla se acerca.-
-¡Tu me quieres a mi, no a ellos!- Chillé.
-Te equivocas, tu solo eres un ser del infierno, tu alma esta fuera de tu cuerpo.-
-Yo soy la Princesa de la Luz.-
-La hija del infierno.-
-Mientes.-
-¿A sí?- Mi cabeza se llenó de visiones, recuerdos que jamás había visto.
-¡Esto eres tu!- Dijo fuertemente, la cabeza me iba a explotar.
Hija de las Sombras, serás enviada a recuperar el lugar de tu madre en en cielo, hija del pecado, el cielo deberá reconocer tu origen infernal.
Esta escrito de esa forma, tu serás la elegida, tu, Princesa mestiza, mescla del bien maternal y el mal paterno, te convertirás en la Luz de la Noche, en la Oscuridad del Sol. El equilibrio que en ti esta debe perdurar. Si traspasas los limites puestos, todo acabará.
La gris bóveda de estrellas ilumina más allá de mis expectativas. Esta noche, Eric vendrá otra vez, no más visitas ocultadas por el cielo azul profundo, huiremos, cruzaremos las barreras de lo permitido. Cristina no debe saberlo.
-¿Preparada?- Preguntó mi amado prohibido.
-Desde el primer momento.- Musité.
-Es hora de partir.-
Tomé su mano tibia, nuestros corazones latiendo con fuerza repentina.
Labios ardientes unidos en un beso que sella nuestra unión.
-¿Estaras por siempre junto a mi?-
-Solo si la muerte no lo evita.-
Corrimos por el bosque sin detenernos, algo en mi interior me alertaba de un peligro mortal, la noche y la oscuridad no son buenas compañeras.
Chillidos espantosos terminaron con el silencio. Espadas apuntando a mi dirección, demonios sin forma nos perseguían.
-¡Corre!- Gritó Eric, pero no lo hice, me detuve y sin saber bien que hacía, enfrenté a los seres oscuros.
-¡Alice!- La voz de mi Guardiana me sorprendió, Cristina se acercó y le arrancó la cabeza al demonio que intento atacarme.
-¿Qué haces aquí? ¡Vuelve al Castillo!- Exclamó Cristina desesperada. Eric luchaba contra los demás.
-No, no seré la Princesa que todos esperan, amo a Eric.-
-No sabes lo que dices.-
-¡Cuidado!- Más y más ángeles oscuros nos rodearon, no quedaba más opción que escapar.
Sentí mis piernas flaquear, ya a punto de desfallecer, caí al suelo, alrededor solo se podían ver arboles verde grisáceo, llamas ondeando a través del follaje empezó a quemar todo.
-Debes salir de aquí.-
-¡¡No puedo seguir!!-
-¡¡Debes hacerlo!!- Gritó Eric con furia. -¡Vete de Lisiaret!-
-¿Dónde crees que vas, princesa?- Un ser de belleza extrema me atrapó, apretando fuertemente mis muñecas. Eric me liberó, golpeando sin éxito al ángel oscuro.
-¡Vete ya!-
Me levanté y corrí con las pocas fuerzas que aún me quedaban, esquivando las espadas y llamas enviadas a matarme.
Durante unos instantes, los ruidos de batalla no se oyeron. Un grito mortal llenó todo el bosque. Volteé y vi a Eric cubierto de sangre, la que emanaba de su pecho. Cristina jaló de mi muñeca y me empujó a un portal brillante...

domingo, 11 de noviembre de 2012

Capitulo 29: La princesa dice adiós



Las fuerzas lentamente volviendo a mi me han permitido realizar este extraño viaje, creo que la solución a todos mis problemas siempre fue esta, quizás debí tomar la decisión de partir antes, pero mi amor ciego e incondicional por Eric me ataban al lado Oscuro. Ya no. Sé lo que debo hacer, algo me dice que estaré bien.
-¿Lista?-
-Si.-
-Lamento mucho que las cosas hayan sucedido así Miranda, de verdad no esperaba que Eric actuara así.-
-¿A qué te refieres?-
-A llegar al extremo de dañarte para dejarte ir.-
-No digas tonterías Andrew.-
-En realidad es solo una teoría.-
-Simplemente él ya se aburrió de la princesa. Espero que tenga más acción con Katherine.- La amargura en mi voz fue evidente, su expresión me dijo que lo había notado.
-Si, creo que eso es.- Murmuró dudoso.
-Francisco ha ido a despedirse de la manda, tal vez sea más duro para él que para mi.-
-Tu también tienes familia, o al menos la tuviste antes de venir aquí.- Cuestionó Andrew.
-¿Y? No puedo regresar de la nada a Estados Unidos y despedirme de mis padres cuando para ellos estoy muerta hace dos años, desaparecí de sus vidas para siempre y creo que fue lo mejor para todos.-
-Nosotros también somos tu familia.- Auch, es verdad, Andrew y Anne han formado parte importante de mi ''vida'', pero de cierta forma, ellos pertenecen al lado contrario.
-Lo sé, no creas que soy una ingrata, no olvido lo mucho que me han ayudado desde el comienzo de la pesadilla.-
-Lamento mucho haber causado todo esto.-
-¿Qué? No, tarde o temprano tenía que pasar, lo sabíamos, solo ayudaste a apurar el proceso.-
-Te extrañaré Miranda, eres una chica especial, en todo sentido de la palabra, te deseo lo mejor en donde sea que vayas.-
-¿Cómo es?-
-Según Cristina, un hermoso lugar, lleno de esplendor y tranquilidad, supongo que el Palacio Celeste es lo opuesto al Castillo Oscuro.-
-Estoy segura.-
-Todo estará bien.-
-¿No puedo volver?-
-Nunca.-
Francisco y Anne entraron.
-Ya es la hora de irnos.-
-Bien.- Me levanté y abracé a Andrew, quien dejo entre mis manos el medallón que abría el portal a la Oscuridad y la Luz.
-¿Pero...?-
-No te servirá para regresar, pero tiene más poderes de los que imaginas. Se abrirá únicamente cuando lo necesites de verdad.- Susurró en mi oído.
-Gracias.-
-No olvides quien eres ni de donde vienes.- Dijo Anne antes de rodearme cariñosamente con sus bazos.
-No lo haré.-
Francisco y yo salimos juntos de la mansión guiados por Andrew, dejando a tras el periodo sin luz. Cada paso que di me provoco un extraño pesar en el estomago, pronto dejaría para siempre todo lo que conozco, el mundo al que no pertenezco, pero que de alguna manera me hace sentir bien, como si estuviera en el lugar y momento indicado...
Llegamos al claro del bosque y Andrew abrió uno de los cuatro portales que lleva a los lugares místicos (Dersiat, el Castillo Oscuro, Lisiaret y el Palacio Celeste)
-¿Listos?-
-Completamente.- Respondimos al unísono.
-Entonces, adelante.-
Nos despedimos con un movimiento de cabeza y entramos al portal de luz blanca azulosa .
Algo no anda bien.

Capitulo 28: Si tuviera corazón



Durante cada crepúsculo me volvía especialmente vulnerable, algo en el termino del día y la llegada del anochecer producía una extraña reacción en mi. Como si los sentimientos ocultos afloraran en ese preciso momento, como si todo volviera a revivir los recuerdos, las risas, los besos, las palabras.
Quisiera dejar el el olvido lo que vi y escuché hace unos instantes, creo que si tuviera corazón, ahora estaría pulverizado. Eric y Kate. Jamás los creí capaces de traicionarme de esa forma, no ellos, no asi.
''No tienes nada que temer'' Susurró Katherine en el oído de Eric.
''Pero, ¿y Miranda?''
''No puedes amarla por siempre, déjala ir'' Y luego, se dieron un beso largo al pie de mi cama...
-¿Valió la pena tratar de morir?-
-Déjame tranquila.-
-Solo debes decidirte, si nos vamos de aquí, no volverás a ver a Eric.-
-Lo amo.-
-Lo sé, pero él nunca podrá reparar tu corazón.-
-Francisco, tengo miedo.-
-Yo también, pero quiero intentarlo, no perderemos nada.-
-Ir al Reino de la Luz significa...-
-Dejar todo nuestro mundo ¿y qué?-
-Ya no tengo nada.-
-Exacto.-
-Espero que sea lo correcto.-
Comencé a chillar con todas mis fuerzas, los cristales del ventanal vibraron potentemente, mi aguda voz se traslado por toda la mansión, seguí chillando hasta que Anne entró a mi cuarto, acompañada por un guapo vampiro desconocido.
-¡Miranda!-
-Anne.-
-¡Oh por todos los cielos! Creí que... Ellos no me dijeron... Creí que habías muerto.- Se acercó al borde de la cama y me abrazó, le rodeé el cuello en respuesta.
Andrew también entró, miro con desprecio al acompañante de la vampira y caminó en mi dirección.
-¿Te sientes bien?-
-Me quiero ir.-
-¿Qué?- Exclamó sorprendido.
-¡Me quiero ir!-Repetí gritando. -Quiero ir al Reino de la Luz.-
-Ok, tranquila, ¿por qué has tomado la decisión?- No era capaz de decir el verdadero motivo de mi decisión, el solo recordar ya era doloroso.
-Simplemente me quiero ir.- Mascullé con la voz quebrada.
-Si es o que quieres, no puedo hacer nada para negártelo. Mañana volverás a tu lugar... Mañana iras al Reino de la Luz.-
-Bien.-
Anne me observo con un semblante sorprendido.
-No puedo creer lo que escucho. ¡Hemos arriesgado nuestras vidas para mantenerte aquí!-
-Anne, no... Te explicaré todo, pero no ahora.- Dijo Andrew inmediatamente.
-Pero...-
-Lo mejor es que dejen a Miranda descansar, mañana será un día abrumador.-

viernes, 21 de septiembre de 2012

Capitulo 27: Paradise



Anoche soñé con Anne, la vi volviendo a casa junto a otro vampiro. Realmente no estoy segura de que sea real. Ya nada es real. Mantengo todos mis sentidos bloqueados para evadir lo que me rodea por lo que no puedo diferenciar de mis locos sueños y lo que ocurre en la casa.
Eric ha intentado de todas las formas posibles llevarme al Reino de la Luz pero no ha podido acercarse a mi sin ser lastimado, no lo siento, quiero morir. Escuché a Andrew hace tres días decir que Francisco ha mejorado, posiblemente su lazo conmigo se este deshaciendo y quizás en poco tiempo yo vuelva a convertirme en un ser independiente, donde ya no tendré razón para mantenerme viva.
Varias voces se escuchan en el primer piso de la casa, estaba comenzando una acalorada discusión.
-¿Quién rayos es él?-
-Soy Christian Torres.-
-¡Pues no eres bienvenido a entrar! Puedes largarte por donde has entrado.-
-¡Calmate Andrew! Él solo es un visitante.-
-Es mi amigo y tiene todo el derecho de estar en casa como tu o tus malditas perras.-
-¿Qué demonios estas diciendo?-
-¡Las vampiras de Laurent!-
-¡Basta! Deténganse-
Golpes contra la pared, gruñidos y huesos rotos, creo que desbloquearé mis sentidos.
-Esto no se quedará así.-
-¡Anne tranquilízate!-
-Deberías verlos.-
-¿Francisco?-
-¿Quién más?-
-Creí que...-
-Lamento decirte que no hemos perdido la conexión que nos mantiene unidos... No por completo.-
-Pero Andrew dijo...-
-Y es cierto, pero aún estamos conectados telepáticamente, no puedes romper ese lazo.-
-¿Yo?-
-Tu estas rompiendo la conexión, quieres separarnos para morir sin tener que preocuparte de mi.-
-No creí que funcionaría.-
-Pues si funcionó, aunque puse resistencia, eres fuerte cuando te lo propones.-
-Quiero morir.-
-No, no lo harás, no ahora.-
-¿Por qué?-
-Porque te necesito.-
Sus palabras me dejaron paralizada. Nadie me necesita, ¿por qué habría de hacerlo él?
-Porque eres mi hermana, mi única familia, necesito encontrar mis raíces, ¿tu no?-
-Cuando has vivido todo lo que yo he pasado y has visto como es de verdad este mundo, ya no querrías conocer nada más.-
-Pues quiero vivir, quiero ver lo que tu has visto y solo tu puedes ayudarme. Quiero comprender mi realidad y tu puedes hacerlo.-
-Ni siquiera he sido capaz de explicarme a mi misma el mundo en el que vivo, no te puedo ayudar.-
-Paradise.-
-¿Qué?-
-Vete entonces, vete y encuentra tu Paraíso fuera de la Tierra.-
-Eso es precisamente lo que haré.-

sábado, 25 de agosto de 2012

Capitulo 26: Promesa rota



El peso que  ha estado sobre mi durante este largo tiempo ha desaparecido lentamente, aunque claramente estoy mal, supongo que el hecho de luchar y entregarme a Laurent me convirtió en un montón de cenizas. Bueno, quizás exagero, pero mi rostro reflejado en los ojos de Andrew parece el de un cadáver.
''Ya no puedes hacer nada para salvarla'' Dijo Eric anoche. Pude oír un doloroso sollozo de Destiny. ''No hay solución'' Eso solo significa que la inconsciencia que me mantuvo presa durante estas semanas solo fue un pequeño anticipo de lo que pronto sucederá. Moriré y nadie hará nada para evitarlo... Un rostro brilló en mi mente, mi pequeño hermano Francisco, él esta amarrado a mi, su vida y la mía penden del mismo hilo. ¡No! Yo no debo morir, no si Francisco lo hace también.
-No te preocupes por mi, guarda tus fuerzas para luchar por tu propia existencia.-
-Sigues pensando tonterías niño, mi existencia ya no tiene la menor importancia, es un detalle irrelevante.-
-Eres una idiota.-
-No me trates como si no te importara, sé que tienes miedo, no dejare que tu vida se extinga por mi causa, aunque eso signifique entregar mi alma a la Oscuridad.-
-Simplemente deja de ser la heroína de la historia, procura mantener latiendo tu corazón que yo me preocupare del mío.-
Los ácidos pensamientos de mi hermano hicieron un extraño efecto en mi, aún asi seguiré firme en mi elección.
Andrew y Eric entraron al cuarto. Ambos me observan en silencio, saben que los veo, pero estoy en un estado casi inerte, sé que Eric intenta leer mi mente inútilmente, he bloqueado todo contacto con él, deseo hacerle fácil la separación, no pretendo ser una heroína, solo quiero que nadie sufra. Doy por hecho que mi existencia esta a punto de finalizar, ¿Cuánta esperanza podría tener alguien que ha escapado de la muerte en varias ocasiones? Algún día tenía que pasar, no puedo huir por siempre.
-¿Es... lo única salida?- La inseguridad de Andrew es más que notoria, sea lo que sea que vaya a ocurrir, o puede ser bueno.
-Si, tu mismo me lo aconsejaste, no lo olvides.- Luego de hablar, se acerco al borde de mi cama y se sentó, apretando mi mano contra sus labios.
-Espero que no te arrepientas.- Musitó Andrew antes de salir de la habitación.
-Querida princesa, solo espero que entiendas mi decisión... Te amo...- Su boca rozo la mía despacio, una lagrima salada golpeó mi mejilla, los ojos de Eric estaban inundados. Quise responderle, decirle que no se preocupara por mi, que yo estaría bien en donde sea que fuese a llegar mi alma después de muerta, que pronto ya no estaría aquí sufriendo pero no podía abrir la boca, es como si la hubieran sellado firmemente con aguja e hilo. Entonces desbloquee mis pensamientos. Mientras estuviera junto a él nada me importaría, ni siquiera la muerte, no pido nada más que permanecer junto a Eric hasta el final, no alejarme de él hasta que mi alma haya partido...
-Miranda, no... Lo siento, no puede ser asi, debo guardar silencio.- Besó mi frente y salió sin decir nada más. ¿Qué? Solo dijo ''Lo siento'' ¿y qué rayos siente? él no es el culpable de esto, no desde mi punto de vista, no desde ningún ángulo, solo Eric podría seguir mortificándose.
Algo me hacía intuir que un plan había detrás del silencio de Eric, pero no quería indagar, ahora sería solo un problema sin solución, si no puedo hacer o decir nada, muy poco importara que lo sepa.
Pasaron largas horas antes de que volviera a escuchar otra voz que no fuera la mente de Francisco. Esta vez, logré hablar.
-Dime que planeas.-
-Hola Miranda.-
-Habla de una vez.- Dio un largo suspiro, su expresión me provocó tristeza.
-Te llevaremos a tu Reino.-
-¿Qué?-
-Es lo único que puedo hacer por ti.-
No, no puede ser cierto, yo no quiero ir allá ¡No quiero! La cabeza me comenzó a dar vueltas debido a la desesperación.
-Sé que no quieres ir, pero si de eso depende tu vida, prefiero alejarte de mi para siempre.-
Completamente enfurecida, mi vista se nubló. Cualquier cosa antes que ir a un mundo donde él no va a estar.
-Me olvidaras, te lo aseguro, como Alice ya lo hizo.-
-Me lo prometiste.-
-¿Ah?-
-Prometiste jamás dejarme ir.-
-Te estas muriendo.-
-¿¡Y qué!? Tu palabra no tiene valor entonces.-
-Tu no entiendes nada. Esto es más duro de lo que parece.-
-Te odio.- Volví a bloquear mi mente, cerré mis ojos con fuerza e ignoré cada frase dicha por Eric. Esta rompiendo su promesa, ese no es mi lugar, yo no soy una princesa, soy una vampira, prácticamente un ser oscuro.
-...Espero que logres entenderme... Al menos piensa en Francisco.- Apenas pude captar las últimas palabras que dijo antes de cerrar la puerta. Francisco. Lo único que me mantiene viva ahora es lo único que me obliga a aceptar ir al Reino de la Luz. A nuestro Reino.
Y simplemente no quiero. 

sábado, 18 de agosto de 2012

Capitulo 25: No hay otra opción



Tic tac, tic tac, el tiempo avanza sin parar, tic tac. Hace ya 2 días Andrew sigue perdido en sus pensamientos, tic tac, no hay solución.
Si no tengo nada que hacer aquí, entonces creo que lo mejor es irme e indagar en otro lado. Busqué el medallón de Anne y lo utilice para regresar a Dersiat. Aunque arriesgo toda mi existencia en este viaje, es lo único que puedo hacer, eso o acabar con mis propias manos con la vida de Francisco y Miranda para no hacerlos sufrir más. Es inútil creer que mejoraran sin ayuda del inframundo, diría que imposible. Ningún remedio de Andrew hará mucha diferencia cuando el poder utilizado para dejar así a los chicos fue completamente distinto.
Volví a pisar el maldito laberinto. Esta vez estaba derrumbado, hecho polvo, el paso de los ángeles de la Luz es evidente, varias plumas blancas y perfumadas aún permanecen suspendidas en el aire. Esto es lo que me temía, hace muy poco estuvieron por aquí, quizás algunas horas, si me encuentran, no volveré a París, me liquidaran antes de que pueda dar un suspiro, así funciona, yo rapté a su princesa, mate a sus ángeles, mande de vuelta a su princesa a la Tierra, me convertí en un vampiro, traté de matar a la heredera de la antigua princesa, volvía raptar a la futura heredera del trono, me enamoré de ella, maté a su ángel guardián... He hecho muchas cosas que me condenarán por el resto de mi existencia, la que no durara mucho si me llego a topar con algún celestial soldado.
Di un rodeo, caminando por el lado opuesto de donde venían las plumas. Reconocí el lugar a pesar del deterioro y la falta de árboles... Es el mismo bosque donde hace muchos años atrás deje ir a la abuela de Miranda, Alice... ¿Qué pensaría si viera a su bisnieta enamorada de mi? Sería extraño... Miranda podría ser mi bisnieta, yo pude ser el esposo de Alice, pudimos tener una vida normal en la Tierra, pero se me fue de las manos, tuve que haber huido con ella, yo no era más que un humano con poderes, ¿qué me detuvo? Las expectativas de una gloria que nunca llego.
Entré al castillo y recorrí cada recoveco. Vacio. ¡Ja! No debí esperar otra cosa, los ángeles de la Luz ya estuvieron aquí, destruyeron todo lo que pudiera pertenecer a la Oscuridad, partiendo por los libros y los antídotos. ¡Qué bien! Si supieran que la única posibilidad de vivir de su princesa estaba aquí. ¡Maldita sea!. Maldita sea todo. Grité con todas mis fuerzas, grité y golpee las paredes con mis puños ¿Qué más da si me encuentran? ¡¡Que me maten de una puta vez!! Que acaben conmigo para siempre, es lo que me merezco por dejar morir a Miranda, por haber extinguido todo lo que alguna vez amé.
-¡¡Vengan por mi ángeles de la Luz!! Soy su peor pesadilla. Vengan y quítenme el alma si es que aún tengo una. ¿Acaso no son tan valientes ahora?-
-Si no dejas de gritar, de verdad pensaré en matarte.- Una delicada voz habló desde mi espalda.
-¿Por qué no lo haces?-
-No esta en mis manos hacerlo.- Me giré y vi a una niña, no tenía más de 12 años, suave piel olivácea y cabello oscuro con bonitos ojos claros.
-¿Quién eres?- Miró atentamente mi cara y me preguntó de vuelta.
-¿Quién crees tu?-
-Si supiera ¿crees que lo preguntaría?-
-Soy alguien ''amarrada'' al castillo, tu me trajiste aquí, ¿no me recuerdas?- La observé detenidamente, una nube nubla mis recuerdos aunque estoy casi seguro de que la he visto.  Entonces reconocí la cicatriz de su mejilla, yo mismo se la hice.
Casi trescientos años atrás, una terrible matanza ocurrió, todos los seguidores de Laurent estaban empecinados en acabar con la princesa y al no saber que había logrado escapar de este mundo, decidieron exterminar a todas las jóvenes entre 10 y 18 años con rasgos que creían similares a los de Alice. De entre esa multitud de muchachas se hallaba ella, nunca supe su nombre pero ahora recuerdo bien su rostro, tenía las facciones más suaves, piel brillante e inocencia en el brillo de sus ojos ahora opacos. Shinoweth estaba completamente seguro de que esta niña era Alice, por lo que ordenó su captura y me envió a mi para el cometido. Creía que ese sería un buen escarmiento para mi, ver morir a mi querida Alice, sin saber que era la equivocada. Laurent tomó el control de mi mente y asi atrape a la niña, la traje aquí y el resto no es un grato momento. Su muerte fue macabra, cuando me di cuenta de lo sucedido, intenté de salvar a la chica, pero ya era demasiado tarde. Solo había una cosa que podía hacer por ella, liberar su cuerpo para que Laurent no la convirtiera en algún ser diabólico como solía hacer con sus enemigos. Lo logré, pero su alma quedo en el castillo, por lo visto nunca logro llegar al cielo.
-Deberías alegrarte, moriré en castigo por mis errores.-
-No me alegro Eric, sé por qué estas aquí, y sé que eres el único que puede ayudar a revivir a Miranda.-
-¿Cómo sabes todo eso?- Mi especialidad es leer mentes, pero jamás en espectros y no tenía conocimiento de que ellos si pudieran hacerlo.
-Porque he visto a la princesa y te he visto a ti, sé que Laurent le arrebató la mitad de su alma.-
-¿Qué? No es posible. ¿La mitad de su alma?-
-Si, a ella y a su hermano, es extraño que hayan logrado llegar tan lejos sin la mitad de su ser.-
Si es cierto, solo queda una cosa por hacer.
-¿Ya has llegado a la conclusión?-
-Llevarla a donde pertenecen.-
-Deben ir al Reino de la Luz, no hay otra opción.-

viernes, 10 de agosto de 2012

Capitulo 24: Deudas de honor



Sin pensar en las personas que pudieran verme, corrí con toda mi rapidez de vuelta a casa, Andrew me seguía intentando despistar a los humanos que observaron mi sobrenatural partida.
-Deberías controlarte.-  Pensó Andrew. Gruñí por lo bajo, no estaba con ánimos para escuchar más sermones.
En pocos minutos llegamos a la enorme mansión Salvatore.
-Se ve horrible, ¿acaso no pudiste cuidar un poco más mi casa?-
-¿Te importa ahora?- Traté de no discutir ni pensar en ello. Entré al salón principal donde se encontraban Andy y Jeremy, los perros guardianes de Destiny.
-¿Qué pasó?-
-Francisco y Miranda han despertado pero...-
-¡Habla Jeremy!- Exigí exasperado. Si al menos fuera capaz de meterme en la cabeza de aquel muchacho para ver lo que quiero.
Andy suspiro y tomo la palabra por su hermano. - Solo entra y velo por ti mismo. No te gustara.-
Caminé con el paso acelerado por los nervios. Al entrar, vi dos cuerpos en un horrible estado, ¿dónde estaban Miranda y Francisco?
-Han perdido sus poderes.- Dijo Andrew simplemente.
-¿Qué?-Exclamaron varias voces al unísono.
-Eso no es posible.-
-Si lo es y no es muy difícil de comprender. Mientras Miranda luchó con Laurent, este le arrebato sus poderes, por eso ella no podía defenderse de él.-
-¿Y Francisco?-Inquirió Destiny.
-Francisco hizo un esfuerzo extraordinario para mantenerla con vida por lo que cedió sus poderes... Si no hacemos algo pronto, ambos morirán.-
-¡¡Has algo maldita sea!! Esto es tu culpa Andrew, nada habría pasado de no ser por ti.- La oración brotó de mi boca repentinamente con la fuerza de un huracán, como quería golpear hasta matar a Andrew pero me era imposible, si alguien podía salvar a mi princesa era él, la maldita sanguijuela que la dejo en ese estado deplorable al borde de la muerte.
La habitación parecía más fría a medida que pasaba el tiempo, las mentes de Francisco y Miranda seguían compartiendo los mismos recuerdos, traté de rehuir sus pensamientos horribles aunque fue inútil, solo lograba desviar mi atención a Andrew o Kate por momentos breves.
-¿Crees qué el chupasangres los... pueda ayudar?- Preguntó Destiny con un hilo de voz.
-Si, he visto muchísimas veces a Salvatore curando cosas similares.-
-Pero nada de esta envergadura.- Masculló Jeremy frustrado mientras movía frenéticamente las manos.
-Tienes razón, nada tan grave como esto.-
-Si tu amigo logra salvar a mi hermano, estaremos en deuda por siempre.- Musitó la muchacha, tenía los ojos humedecidos y demacrados, hacía varias noches no dormía por más de tres o cuatro horas para luego pasarse todo el día merodeando como loba por los alrededores haciendo guardia o asistiendo a su hermano.
-¿Qué? No, de todas formas nosotros les debemos más a ustedes, sin Francisco, Miranda habría muerto hace ya mucho tiempo.- Una punzada de remordimiento me recorrió, pero ¿por qué? Son solo lobos, mis enemigos naturales, ellos deberían haber muerto, son unos inútiles, pero... El rostro de Destiny se ve tan débil que soy incapaz de decir nada, ella al igual que yo esta a punto de perder a alguien que ama. Salí de la casa y corrí al bosque para dejar de pensar e intentar olvidar a los malditos lobos.
-¿Por qué huyes Eric?-
-Quiero estar solo, ¿A caso esta prohibido?-Respondí con brusquedad.
-No, pero es extraño. ¿Tanto temes encariñarte con los licántropos?-
-Tu que sabes, Katherine.-
-Te conozco casi tanto como a mi, no me vengas con cuentos a estas alturas del camino, ¿o es que no quieres ver a Miranda?-
-¡¡Calla ya!! Déjame en paz de una vez, lárgate de aquí.-
-Hey, tranquilo, ni siquiera el vampiro más legendario sería capaz de aguantar tanto tiempo sin explotar, ¿sabes?- Odio cuando s comporta como una sabelotodo, es mucho más insoportable de lo que es comúnmente. Si sigue así considerare seriamente mandarla de vuelta a Rusia.
-Esta bien... no quería ver el rostro de Destiny, no quería sentir compasión por una manada de lobos, ¿feliz? ya te dije lo que me sucedía.-
-Ok, solo una cosa, no te guardes las cosas que sientes como un bobo, aquí tu eres el único que lee mentes.-
-Kate...-
-¿Si?-
-Gracias.-
-De nada.-
-Eres una muy buena amiga.-
-Ya lo sabía.-
-Eres una cretina.-
-No más que tu.-
Volvimos a la mansión de Andrew, sin novedades aún.
-Pronto sabremos si sobreviven.- Fue lo único que dijo el vampiro.
Mientras tanto, yo tendré que cargar con las deudas de honor que mantendré con los lobos de aquí a la eternidad, siempre unido a ellos por Miranda.
Esto no es bueno.

lunes, 23 de julio de 2012

Capitulo 23: Déjala ir



Ver a Miranda recostada sobre su cama la hace parecer más frágil de lo que es. Aún no puedo creer todo lo ocurrido en estos malditos días.      Al parecer la muerte no es el peor castigo para un ser como yo, el peor castigo es ver como la mujer que amo se desvanece ante mis ojos impotentes, pero ¿qué más puedo hacer? Aún vive y es gracias al chico lobo, no a mi.
-Eric, debes cazar, yo cuidaré de ella.-
-No quiero separarme de mi princesa, Kate.-
-Solo será una hora, nada nuevo pasará, ya lleva así semanas.- Es cierto, desde que regresamos de Dersiat, Miranda y Francisco siguen igual, nada ha cambiado, sus rostros demacrados no tienen expresión, solo algunos suspiros vagos salen de sus bocas... Pero no puedo, no me atrevo a dejarla ahí sola.
-El peligro ya paso.- Me recuerda mi amiga.
-Eso es lo que creemos. Laurent muerto no es significado de seguridad.-
-Pronto no podrás controlar tu sed, con Francisco en la habitación continúa no puedes correr ese riesgo.-
-Ok, ganaste esta vez.-
-Hay buenos venados en el bosque.-
-Cierra la boca.-Me veía obligado a cazar en el bosque. Nada de humanos o la tregua con la manada de los lobos se rompe. Si no fuera por ese muchacho, nunca hubiéramos tenido paz.
¡Genial! Una apetitosa mujer merodea el bosque. Quizás... ¡No Eric! Recuerda el trato.  Corrí entre los árboles hasta alejarme de aquella afortunada muchacha.
Un ciervo se acercó a la pradera. Mis instintos dominaron y clavé mis filosos colmillos en la arteria principal del animal, succionando toda su sangre hasta dejarlo seco.
Después de dar caza a 3 ciervos, decidí darme una vuelta por París, solo para pasar el rato, ¿cuánta diferencia hay si regreso? Miranda no parece mejorar... Y eso me mata lentamente, en sentido figurado por supuesto, aunque cada día que pasa me gustaría tener la capacidad de morir.
-Supuse que en algún momento tendrías que salir de casa, Eric.- Sabía que ese pensamiento iba dirigido a mi, tarde un segundo en descubrir el remitente. Andrew.
-¿Qué quieres Salvatore?- Mascullé tratando de mantener la calma, había muchos humanos alrededor, no era conveniente exponernos en una pelea.
-Sabes que no soy el culpable de esto. No más que tu.-
-¿A qué demonios te refieres? Habla claro.-
-A todo esto. Miranda y Francisco. Ellos no pertenecen a este mundo, hace mucho tiempo debiste dejarla ir. Es su destino, entiéndelo, es una princesa no un ser oscuro.- Sus palabras me golpeaban como bofetadas en la cara, no es la primera vez que me dice lo mismo.
-El destino no esta escrito.-
-Para Miranda si y lo sabes tan bien como yo. Por favor entra en razón, hay ángeles buscándola en este momento, el castillo de Shinoweth esta siendo recorrido por cada rincón buscando algún rastro de ella, tarde o temprano llegaran aquí, al mundo de los mortales, de estos simples seres.-
-Nunca. No serían capaces de romper sus propias reglas, solo los ángeles guardianes como lo era Cristina... tienen permiso de entrar a la tierra.-
-Créeme, lo harán, pronto encontraran los cuerpos en Dersiat, verán que Miranda ya no esta con su ángel y vendrán por ella y por el muchacho, después de todo, el verdadero heredero es él.-
-¿Y qué quieres que haga? ¿qué vaya y los deje en el palacio de la Luz? Jamás la volveré a ver.-
-Tu existencia, la de Kate e incluso la mía están en juego.-
Di un largo suspiro. Por más que quisiera negarlo, no puedo mantener por siempre a mi princesa oculta conmigo.
-Pero ella se rehúsa...-
-Porque te ama chico, Miranda te ama tanto o más que a su propia vida, incluso más que a su pequeño hermano.-
-Yo... También la amo, ¿lo oíste?- Alcé la voz más de lo que pretendía. -La amo y no sé como rayos pretendes que la deje ir... ¿Acaso si fuera Anne tu permitirías que se fuera así de fácil?- Anne, provoque una punzada de dolor en ambos. Hace mucho tiempo no sabemos nada de ella, desapareció y Andrew todavía no se puede perdonar el haberla dañado aún sin ser consciente. Tras un silencio que parecía interminable, Salvatore tomo la palabra.
-Aún en nuestro mundo, el amor eterno es cosa de cuentos de hadas, creí que ya tenías eso claro.-
-Pertenecemos a un cuento de hadas.-
-A un muy lúgubre cuento donde no hay hadas y los finales felices son remplazados por otros trágicos y ambiguos.-
-Espero que esta vez el final sea distinto.- Comenté con amargura. No me apetecía seguir escuchandolo pero no había mucho más que hacer.
Mi móvil vibró en el bolsillo delantero de mi pantalón, era Destiny, la chica loba.
-Eric tienes que venir de inmediato.- A pesar de estar al otro lado de la línea, podía percibir su voz quebradiza. Algo anda mal.
-¿Qué ocurre?-
-Debes ver esto.-

sábado, 14 de julio de 2012

Capitulo 22: Simplemente adiós





Vi a Cristina escupir sangre antes de caer a mis pies. Todavía tenía la espada que traspasaba mi pecho apuñada en sus manos. Eric la había matado, quizás muy tarde porque pronto yo seguiría a Laurent y Cristina al infierno.
-Miranda, cariño, mírame.- Suplicaba Eric apenas más consiente que yo de todo lo que paso en tan solo segundos. Laurent ha muerto, al fin nos hemos librado de él, pero por otra parte... Cristina, mi ángel guardián también ha dejado de existir... Ahora solo veía la punta de la espada traspasar mi pecho, el aire y la sangre se mesclaban en mi garganta, obligándome a toser, botando un montón de liquido espeso sobre Eric.
-Debes vivir. Por mi... Por él...- Seguí la dirección de su mirada. El lobo blanco y gris se encontraba tirado en el suelo con los ojos desorbitados, mis espasmos eran reproducidos exactamente en su débil cuerpo humano. Kate trataba inútilmente de calmarlo, si yo no mejoraba, él tampoco lo haría.
-Es... inu-til... Mori-re de... todas...formas...-Balbuceé.
-No puedes morir ¿oíste? ¡No puedes Miranda!- Por primera vez vi el dolor desgarrador en el rostro de Eric, sus intentos para mantenerme viva me hacían vulnerable.
-¿No...entien-des?- Apenas podía abrir los ojos, solo sentía fuego y sangre, dolor y derrota.
-Derrota no.-
-Si muero, tu mueres chico.-
-¿Y qué?-
-Tu debes vivir... Tu tienes todo, yo no tengo nada.-
-Tienes a Eric, a Kate, a mi.-
-Estarán bien sin mi, soy un monstruo. Tu estas vivo, tienes un hogar, amigos que te quieren, un futuro, yo solo tengo un destino incierto.-
-Pero, ¿qué pasará entonces? Somos hermanos...-
Ambos comenzamos a sollozar. Los espasmos no se detuvieron, al contrario, aumentaron y con más fuerza aún, mi cuerpo se retorcía y mi cabeza se golpeo contra el suelo, mi frente emano un hilo de sangre. Francisco también convulsionaba. Kate y Eric trataban de sostenernos para evitar los golpes, pero era en vano. El pelaje de Francisco, el piso y todo estaba teñido de rojo, la vista se volvió a nublar, la desesperación me invadió y de mi garganta salieron gritos terribles, eran como gárgaras. Grité y grité sin parar mientras Francisco aullaba. La escena era aterradora.
-¡Kate has algo!-
-No puedo Eric, si dejo al chico, Miranda se descontrolara todavía más.-
-Por favor princesa.- Suplicó Eric apretando mi mano. -¿Cómo rayos quieres que sobreviva si tu no estas? Miranda, te amo.- Sus palabras dieron un vuelco en mi interior. A pesar de que nada cambio, parte del dolor se calmo, acerque su mano a mis labios y la bese torpemente.
Entonces algo paso. Mis ojos estaban cerrados hace ya rato, por lo que no vi nada, pero escuché pasos desconocidos. Eric me abrazó. No, no me abrazó, intentaba protegerme de alguien, de cubrirme con su cuerpo para que nada me pasara. Francisco estaba casi inconsciente, en su mente solo podía ver recuerdos de Destiny, sus padres, la manada y míos.
-Eric, lo siento, lo siento mucho.-
-Vete de aquí Andrew, vete de una puta vez y deja a Miranda y Francisco en paz.- Dijo Eric cruelmente. -¿No te das cuenta? ¡Lo lograste! Cristina se convirtió en la esclava de Laurent, tu la convertiste, reconocí tu influencia en ella...¡Lo lograste! Cristina, nuestra amiga ha muerto y de paso destruyó todo lo que yo tenía.-
-Sabes que no estaba consiente, ¡Laurent me manejaba como un títere!-
-Creo que no es momento de discutirlo, si no te vas, los chicos no se calmaran. Al menos permite que mueran tranquilos.- Habló Katherine con rencor e impotencia.
-Yo solo...- No oí el resto de la frase, algo inesperado interrumpió mi concentración. Un latido proveniente de mi pecho, era débil, pero podía sentirlo. Otro latido y de repente mi corazón estaba funcionando de nuevo. Francisco se convirtió en humano, a través de sus ojos vi como Kate lo cubría con un capuchón azul y lo tomaba en sus brazos como a un niño pequeño y le acariciaba la cabeza con suavidad maternal. Abrí mis ojos pero no veía nada, una niebla espesa cubría mi vista. Volví a observar a través de Francisco. Andrew seguía parado al lado de Eric.
-¿Por qué su corazón esta latiendo?- Preguntó Eric asustado.
-No lo sé.- Todas las miradas se centraron en mi.
-El corazón de Francisco late con la fuerza de un tambor.- Agregó Kate.
-¡Maldita sea Andrew! Tu conoces el lazo que mantienen ellos dos, ¡danos respuestas!-
-No sé Eric, no pude averiguar mucho, si tu no te hubieras arrebatado por tus celos enfermizos con Johan y ella, quizás la manada me hubiera dado más información.- Contestó Andrew en forma de reproche.
Los dos vampiros se preparaban para golpearse, cuando algo los detuvo en seco.
Francisco y yo chillamos, nuestros corazones se movían frenéticos casi rompiendo nuestras costillas. Luego comenzaron a detenerse al mismo tiempo... Uno, ¿cuántas posibilidades hay de qué uno de los dos sobreviva?... Dos, ¿podemos vivir sin el otro?... Tres... Ya es muy tarde...
-Adiós Eric...-Susurré despacio...