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sábado, 9 de junio de 2012

Capitulo 21: Tu vida o la mía



Escuché los pesados pasos de Laurent... Este es mi fin, pero al menos, sé que no será en vano.
-Pero mira que tenemos aquí.- Dijo con sorna  el cruel vampiro. -Los herederos al trono real, dos fenómenos que pronto morirán en mis manos.-
-Por favor Miranda no hagas ninguna estupidez, no...- Pensó Francisco, pero ya era demasiado tarde para arrepentirme. Me había lanzado con todas mis fuerzas a atacar al monstruo infeliz que me arruino la existencia.
-Mala elección niña.-
-Eso es lo que tu crees Shinoweth.- Sonreí débilmente, solo quería demostrarle que aún a punto de ser liquidada podía luchar, que nunca me rendiría.
Golpeé con dureza su  torso, pero ni siquiera se inmuto.
-Así no llegarás a ninguna parte.- Murmuró alguien detrás de mi. Cristina. O lo que quedaba de ella. Se veía de la misma forma que Andrew, con la mirada perdida, llena de odio y sin una pizca de vida.
-Tu no te entrometas angelita.-
-Lo siento mi amo, pero debo recordarle que un enfrentamiento real debe ser en igualdad de condiciones. La chica necesita defenderse. Son las reglas.--
-Tienes razón.- Por más que buscara a la vieja Cristina en esa coraza desconocida, no la hallaba. Pronto solo quedarían Eric y Kate...
-Trae la espada de su padre, la misma con la que le atravesé el corazón.- Mi respiración se detuvo. ¿Mi padre estaba muerto?
En un par de segundos Cristina apareció con una hermosa espada plateada con detalles de oro en la empuñadura.
-Tenla.- Dijo entregándomela con desprecio. ¿Será la última vez que la veré?
-Es tu vida o la mía, no hay más oportunidades.- Lo observe con odio. Maldita sanguijuela.
-Como quieras Laurent.-
Tomé con dificultad la espada, era muy pesada y mis frágiles brazos se doblegaban.
-¿Lista?-
-Solo si tu lo estas.-
No me percate del momento en que las espadas empezaron a chocar, provocando un ensordecedor sonido, pero si me di cuenta de lo difícil que me resultaba manejar aquella arma. Intenté enterrarla en su pecho pero su agilidad era sorprendente. Lentamente me iba acorralando, dio uso de algunos poderes para atacarme y yo apenas era capaz de defenderme, simplemente no  hallaba la forma de darle muerte al alguien prácticamente inmortal.
-Entierra la espada en su cuello.-
-¿Qué?-
-Es su punto débil, es l única oportunidad que tienes.-
-Francisco...-
-Solo hazlo.-
Recuperé mi concentración y vi los ojos carmesí de Laurent atrapar los míos. La agitada pelea no parecía acabar nunca... Debía obedecer a Francisco o morir sin haber hecho nada.
-Entonces... ¿Te rindes?-
-Nunca.- Rápidamente moví mi espada hasta su cuello, lo traspasé y en un instante Laurent caía al suelo. Muerto.
-¡¡Miranda cuidado!!- El lobo comenzó a forcejear con las cadenas que lo ataban para liberarse. Aullaba inquietamente. -¡Miranda!- Fue cosa de segundos para que una espada traspasara mi pecho... Cosa de segundos para perder todo y... 

domingo, 3 de junio de 2012

Capitulo 20: Solo pídelo


-Qué demonios pasó ahora?- Chillé asustada, ahora todo se veía ''real''. Laurent, Francisco y yo estábamos parados en algún lugar lleno de brillos y sombras como un raro cuadro que se expone en una galería de arte.



-Es tu cabeza, chiquilla.- Masculló Shinoweth.


-¿Cómo salimos de aquí?-


-Solo pídelo.- Volvió a responder el vampiro. Las ganas de arrancarle la cabeza de un solo mordisco y dejarlo morir empezaron a aflorar, pero debía controlarme y recordar que aquí no podía hacer nada, nuestros cuerpos no están aquí.


-Muy bien pensado Miranda. Estas en lo correcto, no puedes hacerme nada aquí, pero en cambio, tu puedes salir muy dañada... O no salir.-


-¿Qué?-


-Niña, es tu cabeza, estamos en ti, sea lo que sea que suceda, tu sufrirás las consecuencias.-


-Es como el laberinto mental.- Susurró Francisco para si.


-Exactamente así principito.- Busqué formas de salir pero no encontré nada, la única salida era si Eric lograba recuperar a Andrew.


-Ni lo sueñes, Salvatore esta muy bien controlado, solo yo puedo hacerlo volver, si quiero.-


Laurent comenzó a buscar algo en su saco. ¡El medallón!


-¿Lo quieres? Solo deben rendirse, Francisco y tu pueden irse y recuperar su vida normal, no recordaran nada de los últimos 2 años, será como si nada hubiera pasado nunca, pero a cambio deben entregarme sus poderes.-


-Nunca haré un trato contigo.- Dije firmemente.


-¿Y Francisco? No puedes condenarlo a vivir una existencia miserable encerrado en Dersiat por un capricho.- Vi dudar al chico, considero la oferta.


-Prefiero morir.-Respondió finalmente.


-Si eso quieren.- Chispas salieron de sus manos y lanzó una llamarada a Francisco, me interpuse entre el chico y el fuego. La llama me quemó vorazmente, no era solo fuego, comenzó a carcomer mi piel y mi carne.


-Mala decisión princesita, pero era lo que esperaba que hicieras.-


-No eres el único con poderes aquí.- Quise hervir su sangre, pero no pude, en vez de eso, fue mi sangre la que quemaba, transportando calor intenso por mis venas.


-Te quemaras viva, estas sola.- La voz de Laurent ya no estaba cercana, se escuchaba como un suave eco distante. En verdad me encontraba sola. Francisco ya no estaba.


Mi cuerpo comenzó a convulsionar, podía ver mis brazos llenos de sangre, las punzadas del fuego recorriéndome me terminarían por matar. Grité pero mi voz se ahogaba en las paredes invisibles de este infierno. gotas pegajosas caían sobre mi cabeza. Sangre.. La sangre de Cristina.


-Solo pídelo.- Murmuró Shinoweth.


La sangre de Cristina me empapo por completo mientras intentaba buscar alguna forma de despertar. La carne de mi cuerpo se quemaba más y más, el olor a putrefacción y sangre dulce era insoportable.


-Solo pídelo.-


-¡¡Eric, por favor escúchame, por favor sácame de aquí!!-Grité con todas mis fuerzas sin recibir respuesta. Traté de reparar mis heridas pero fue inútil, solo logré empeorarlas más. Si algo quedaba de mi, era irreconocible, estaba aterrada, pensé en Francisco. Debía vivir por él.


-Solo pídelo.-


Terminé tirada en el charco sangriento. Mis ojos se nublaron, mis manos estaban cubiertas de heridas y quemaduras, podía ver la carne viva dañándose con cada roce, mi boca estaba llena de acida ponzoña que me hería al estar en contacto con lo que quedaba de mi.


Entonces algo paso. Escuché con mis oídos reventados fuertes golpes, lentamente fui volviendo en si.


-Solo pídelo...-Las palabras de Laurent resonaron en mi cabeza muy fuerte.


Abrí los ojos y supe inmediatamente en donde estaba: El castillo oscuro. ¿Cómo llegué aquí? No tengo idea, pero lo que ocurrirá, no será bueno.


-Miranda.- Susurró Francisco. me giré en mi propio eje buscándolo y lo encontré convertido en lobo.


-¿Por qué...?-


-Laurent tiene a Eric y Kate. Andrew y Cristina son sus guardias personales.-


Miré mi reflejo en los ojos del lobo, me veía espantosa, mi cara estaba llena de quemaduras al igual que mi pecho y mis piernas, mis brazos tenían heridas sangrando, efectivamente mis manos estaban casi completamente descubiertas, toda la piel desgarrada y casi despegada de los músculos.


-Estas encadenado...-


-No pude hacer nada.-


-No pasará lo mismo esta vez.- Dije recordando a Johan aquí transformado en lobo...


-Johan, ¡¡Maldita sea!!, ¿POR QUÉ MIERDA TE INVOLUCRASTE EN ESTO?.- Es una abrí y cerrar de ojos, el vampiro tomo a Johan... Y le enterró una daga en el corazón.


Los recuerdos del pasado me dieron el impulso que necesitaba para recuperar el valor y la fuerza, a pesar de que mi cuerpo se caía a pedazos.


-No puedes enfrentarte a Laurent en ese estado.-


-Claro que puedo chico, hay algo que se llama venganza.- Venganza por la muerte de mi hermana, la muerte de Johan, por convertir mi vida en una pesadilla... Por transformarme en un monstruo.


-No quiero que mueras.- Lagrimas gigantes caían por su cabezota de lobo. Me aferré a él aunque las heridas que me cubrían dolieran.


-Y yo no quiero verte morir a ti hermanito. Francisco te amo más que a nada, seas o no seas parte de mi sangre, ahora mi otra mitad, si yo muero, quiero que tu vivas por los dos.-


-Pero...-


-Promételo. Promete que no me ayudaras, te quedaras aquí y te mantendrás vivo, si alguien va a morir, seré yo.- Besé suavemente su peluda frente y me aleje lo más posible de él. Pronto tendría que llegar Laurent a liquidarnos, lo que no sabe, es que esta vez no dejare de pelear hasta dejar de existir. Por Johan. Por Francisco. Por mi.