¿Dónde estoy?. La mitad de mi esta encerrada en Dersiat, y la otra, trata de encontrar una salida. Las cosas son complicadas, mientras mi cuerpo mortal solo pide un poco de agua, algo que no recibe hace ya varios días, mi alma anda sin rumbo. Muero un poco cada día, ya no siento dolor. Quizás sean mis poderes, o simplemente he perdido la sensibilidad por completo.
La soledad ha sido mi única compañía, hasta ahora no he visto a nadie. ''Ni un solo ser ha podido sobrevivir a Dersiat, tu no serás la primera en hacerlo'', dijo Laurent, el maldito vampiro, responsable de la muerte de Johan.
-Creo que tendrás compañía.- Escuché decir a una voz lejana. Provenía de mi encierro en Dersiat.
-Infeliz demonio.- La chica expulso sus palabras con enorme dificultad, estaba herida y ensangrentada, completamente encadenada igual que yo. Laurent la tiro, su cuerpo provoco un sonido ensordecedor al chocar contra el suelo.
-Katherine Belikov, la vampiresa mitad ángel más temida de todo el mundo vampírico, esta ante mi, rendida, acabada, ¿qué pasó con la valiente mujer endemoniada que eras?. ¡Oh!, lo olvide, sé fue en el momento que te cambiaste de bando, en el momento en el que te enamoraste de un desgraciado ángel, ¿acaso valió la pena perder todo por él?. Kate, Kate, Kate, ¿Valió la pena dejar tu puesto en mi guardia por irte con un débil ángel que ahora ha muerto?.Tal vez solo tengas el consuelo de que pronto morirás.- La chica se retorció de dolor en el suelo, la pude ver derramando lagrimas, pero aún asi se levanto.
-Yo no moriré...- Tras decir esto, escupió la cara de nuestro carcelero. Laurent le dio una bofetada y la tomó del cuello.
-Si no supiera que estar aquí en Dersiat es peor que morir, yo ya te habría liquidado.- La volvió a tirar al suelo, esta vez callo junto a mi cuerpo inerte.
-¿Ves a ese ser junto a ti?.- Dijo Shinoweth apuntándome. -Esa chica es la famosa princesa de la luz, esa débil e inútil mortal, ni siquiera pudo salvarse a sí misma. ¿Recuerdas al temido y respetado Eric Williams?. Se comporto como un imbécil, y al igual que tu, dejo todo para salvar la vida de esta chiquilla, ahora nadie sabe de él.- ¡¡Eso significa que Eric sigue vivo!!.
-Eric no es un imbécil... Esta enamorado... Algo que tu no conoces.- Respondió Katherine. La sanguijuela nos miro con odio... Luego, levito, manteniendo en el aire a Katherine, dijo un conjuro en un extraño idioma y la chica cayó al suelo, supe que no estaba muerta, porque respiraba, pero su alma ya no estaba con ella. Se veía igual que yo el día en el que llegué aquí.
-¿Estas aquí, Stewart?.- Preguntó Laurent.
-Si, ¿dónde más podría estar?.- Respondí débilmente. Mi garganta estaba seca, solo quería un poco de agua... Y libertad.
-Creo que tu acompañante morirá pronto, ¿por qué no sigues su ejemplo?.- Su rostro no expresaba nada.
-Nunca, y estoy segura que ella tampoco.- Murmuré.
-Sigue así Stewart, no llegaras muy lejos, pero para que no se diga que Laurent Shinoweth es cruel con sus prisioneros, te daré agua, ¿no es eso lo que quieres?.- Pregunto sarcásticamente.
-Maldito.- Por un instante desapareció de mi vista, para luego volver con un jarro de cristal lleno de agua, lo dejo en el piso, junto a mi.
-Ahí tienes Stewart, tu agua.- Shinoweth se fue sin decir nada más.
Me acerque lentamente al agua. No tenía ponzoña. Bebí incontrolablemente, hasta saciar mi sed.
Trate de buscar a Katherine, no su cuerpo en si, ya que este estaba junto al mío, si no su espíritu.
-Me buscabas?.- Dijo ella, detrás de mi.
-¿Quién eres?.- No quería decir eso, pero mi curiosidad es algo que se mantiene intacto.
-Soy Katherine Belikov, hasta ayer, la vampiresa más poderosa, hoy, una desdichada prisionera condenada a morir.- Respondió mirando su malogrado cuerpo.
-Yo soy Miranda Stewart, hasta hace dos años, una simple humana adolecente, luego, una princesa, y ahora, una prisionera que lucha por mantenerse viva y encontrar la libertad.-
-¿Cuánto tiempo llevas encerrada aquí?.-
-Más de una año.- Me miro sorprendida.
-Es... imposible. Nadie ha sobrevivido más de una semana en Dersiat.- Dijo la chica.
-Ya he escuchado eso antes, pero aún así, no me rindo.-
-Eres optimista, pero no creo que tu hayas llegado tan mal como yo aquí.- Eso era verdad, aunque el desgraciado de Laurent se ensaño conmigo, no estuve tan herida como ella... Además descubrí un poder especial, que me permitía curar mis heridas, concentrando mi atención en ello... ¡Esa es la forma en la que podré ayudar a Katherine!.
-He desarrollado un don, que me permite curar las heridas físicas, pero nunca lo he intentado en otra persona.- Admití, algo dudosa.
-Prueba en mi. No veo muchas opciones.- Dijo ella esbozando una pequeña sonrisa. Concentre todas mis energías en el cuerpo de Katherine, la visualice estando sana... Funciono. Yo caí exhausta, pero al menos, las heridas de mi compañera estaban curadas. Al menos las superficiales.
-Gracias.-
-¿Por qué?, ahora sé que mis poderes funcionan con otras personas. Ya no estas herida.-
-¿Eso crees?. Querida Miranda, mis heridas son profundas, duelen mucho, aún están frescas y sangran, aunque no las veas. Mis heridas están aquí.- Dijo apuntando a su corazón y su cabeza. Eran las mismas heridas que yo no he podido curar.
-Entiendo lo que dices, Katherine. No sabes como te entiendo.- Recordé mis últimos momentos antes de llegar aquí. Mi confusa cabeza y mi adolorido corazón. Eric y Johan.... Chelsea... Mi vida...
- ¿Tu eras la chica de la que Eric siempre hablaba en sus cartas?.- ¿Qué?
-¿Eric?.-
-Eric y yo somos amigos. Nos conocemos desde que empezamos en la guardia de la oscuridad, hace casi trescientos años. -
-Woow. Demasiado tiempo.-
-No tanto, en comparación con mi edad.-
-¿Cuántos años tienes?.-
-Seiscientos cuarenta y cuatro.-
-Eres la vampira más... Anciana, por decirlo de alguna forma, que he visto.-
-No es así, Shinoweth tiene casi novecientos años.- Eso explica su piel grisácea y su apariencia... Muerta.
-¿Cómo te convertiste en vampira?.- Pregunté curiosa.
-Es una larga historia.-
-Creo que tendré tiempo.- Dije mirando nuestras cadenas.
-''Todo comenzó hace más de medio milenio... Yo era una guardiana, mi misión era proteger a los miembros de las familias reales de demonios como Laurent Shinoweth. Yo solo era una novata, pero todos decían que yo era una de las más poderosas guardianas que existiesen. A pesar de mi poca experiencia, fui asignada a proteger a la heredera del reino de la luz, Victoria Lighne...
Un día, en medio de un ataque al reino, Laurent apareció de entre las sombras, llevándose a Victoria. Yo los seguí, hasta encontrarlos. Ataque al maldito demonio con mis poderes, manejando los cuatro elementos. Gané la pelea, llevándome a Victoria de regreso al reino.
Shinoweth volvió a atacar, pero no al reino precisamente. Me atacó a mi. Solo en ese momento comprendí que él me quería a mi, no a Victoria. Quería mis poderes en su guardia. Me amenazó de muerte, pero no me rendí, no estaba dispuesta a pertenecer a la guardia enemiga. Laurent al ver que yo no me rendiría, me quemo viva, pero no me mato... Me mordió en el cuello, tomando gran parte de la sangre de mi cuerpo y llenándolo con su asquerosa ponzoña. El dolor era infernal, recuerdo exactamente todo, era una agonía, solo deseaba morir, pero la muerte no llegaba nunca, yo ardía y una horribles punzadas me recorrían completamente, como cuchillas bien afiladas. No sentía ninguna parte de mi cuerpo, pensé que ya no quedaba nada de mi, buscaba mi corazón, pero en su lugar solo había algo frio, tan frio como un cubo de hielo. Mis sentidos estaban muertos, no veía, no percibía ningún aroma, no escuchaba, no podía hablar. Estaba al borde de la locura, no sé cuanto tiempo pasó, tal vez fueron horas, días... O años, nunca lo supe.
Hasta que desperté, en un acantilado, lo que explicaba las punzadas. Mis sentidos revivieron, pero esta vez, más agudos, podía oír todas las cosas que pasaban, escuché el zumbido de una abeja, la suave brisa moviendo mi cabello. Podía ver perfectamente, las diminutas partículas de polvo, los finos rayos de sol llegando a la tierra, formando los colores del caleidoscopio. Percibí distintos olores... Pero uno en especial me descontrolo: El olor de la sangre. A unos cincuenta metros, en en bosque, habían algunos osos, no lo pensé dos veces y partí velozmente a su ubicación... Un enorme oso negro fue mi primer alimento''...- Kate hizo una pausa, yo estaba muy concentrada escuchándola.
-¿Qué ocurre?.-
-Bueno, no te quiero asustar, pero...- No fue necesario que continuara, entendía lo que quería decir. Tenia sed... De sangre, y lamentablemente, en este momento yo era una apetitosa forma de conseguirla, bueno no Yo completa, pero si mi cuerpo humano.
-Ooh.-
-¿Sabes?, yo nunca he probado sangre humana.- La mire sorprendida, recordé a mi amiga Melody y su amada saga Crepúsculo, los vampiros de esa historia no bebían sangre humana, sino animal.
-Sorprendente, de todos los vampiros que conozco, tu eres la primera que bebe sangre animal.-
-Quizás sea la única que conozcas, ni siquiera yo he visto a otros vampiros hacer lo mismo...-
-Pero tienes sed, ¿no?, yo tengo sangre...- Inquirí.
-No puedo... Hay algo en mi, más fuerte que mis propios instintos que me prohíbe hacerlo. Miranda yo era una guardiana, por mis venas corrió sangre pura, yo vivía para proteger a los humanos, no puedo matar a un inocente parra vivir... Aunque eso signifique mi muerte.-
Estaba empezando a admirar a Kate, era capaz de dar su vida, con tal de no tomar sangre humana... Nuestra oscura existencia siguió avanzando lenta y dolorosamente.