-¿Qué mierda le hiciste a Cristina, maldito demonio?.- Vociferé al ver
un espectro negro salir del cuerpo de mi ángel.
-Nada Princesita, ¿no la ves? Ella esta excelente.- Del cuerpo de
Cristina salió un resplandor cegador... Muy similar al brillo del cuerpo de
Johan al morir...
-¡¡No!! ¡¡Cristina!!-
-Estas a un paso de la muerte Miranda.- Esa suave voz no era otra si no
la de...
-Andrew...-
Su mirada
rubí me aterro, jamás vi a Andrew como... Un monstruo. Entendí que manipular su
mente no bastaría, debía hacerlo volver en si, recuperar al viejo Andrew. Me
concentré en él, en su interior, intenté buscar algo que me ayudara a
regresarlo de la maldita realidad alterna en donde Laurent lo mantiene
prisionero, a liberarlo de si mismo. Pero no lo logré. Un dolor terrible
recorrió cada musculo de mi cuerpo, cada célula estaba invadida por una
sensación indescriptible, totalmente desconocida, como si estuvieran quitando
parte de mi...
-Mi
amo me advirtió de ti niña, y de tus trucos para controlar mentes.- Sonrió
malvadamente. -Por suerte yo sé como defenderme de personas como tu.- Con cada
movimiento de las manos de Andrew, mi cuerpo se retorcía, todo dentro de mi
estaba apretado en un nudo, el espacio hueco de mi pecho comenzó a sentirse
lleno de fuego, como si aquel corazon que hace días dejo de latir hubiera
vuelto a la vida, pero no era así... Algo golpeaba contra mis costillas,
luchando por salir, proferí un grito ahogado, no había forma de que salga viva
de aquí... Pero... Si yo moría, Francisco también lo haría...
-¡¡Miranda debes utilizar alguno de tus
poderes!! No puedes morir.- Gritó el niño en mi cabeza.
-No
puedo, ¡¡no puedo!!- Chillé en voz alta.
-Debes hacerlo, por favor, sé que lo lograrás.-
Cristina
abrió los ojos lentamente, su piel blanca marfil estaba ahora grisácea y sus
ojos eran de un azul pálido, casi transparente. Parecía un cadáver.
Andrew,
Cristina, el demonio oscuro y yo estábamos ahí, frente a frente sin decir nada,
sin reaccionar, sólo mis quejidos de dolor rompían el tétrico silencio.
-Mi
amo te espera en el castillo.- Murmuró Andrew y me jaló a tirones. Cristina
seguí sentada en el suelo, petrificada.
-¡¡Qué
tiene Cristina!!-
-Perdió
sus poderes de ángel guardián, ahora no es más que una simple mortal... Solo es
cosa de horas para que muera.- Respondió Andrew sin inmutarse.
-¡¡Maldita
sea!! Estas hablando de Cristina, ¡¡Imbécil!!, es Cristina, Andrew, por favor,
tu amiga desde hace 200 años ¡¡Reacciona!!- Las lagrimas salían de mis ojos sin
parar, todo lo que quería era golpear hasta matar a Andrew, pero no podía, ¡Es
mi amigo! estuvo conmigo cuando Eric estaba en mi contra, arriesgo su vida por
nosotros... ¡¡Maldición!!
-Deja
de chillar de una vez, guarda tus lagrimas para la muerte de Eric.- Ordenó el
vampiro. Al escuchar el nombre del dueño de mi ser me petrifiqué y todo se
nublo, la cabeza me retumbaba y la ira comenzaba a tomar el control de mi. ''Si
escucharas tu sed de sangre, esto no habría pasado''. Bufó el monstruo en mi
cabeza. '¡¡'Ataca de una maldita vez!! La sangre de Andrew debe correr hasta
que no quede ni una sola asquerosa gota en todo su cuerpo''. Mi garganta
profirió un sonido desgarrador. Sangre. Hace tan solo 2 días no había bebido
nada de ese liquido rojo, pero estaba completamente sedienta. ''Mata de una vez
a Andrew'' El monstruo se hacia cada vez más fuerte. Ya no pude dominarlo.
-No
matarás a Eric... Ni a nadie.- Concentré todas mis fuerzas en aquel engendro vampírico
y luché contra la débil vocecita de un pequeño niño en mi cabeza que me decía
que me detuviera. Las manos de Andrew comenzaron a temblar, al igual que todo
su cuerpo. Descargas eléctricas recorrían sus venas, con más y más potencia.
-¡¡Miranda,
detente!!- Gritó una voz desde algún lado del laberinto.
-Si el vampiro muere, no tendrás tus
respuestas.- Agregó
Francisco en mi mente.
Andrew
y yo caímos al suelo. Quedé agotada, use todas mis fuerzas en dañarlo, en vez
de tomar el control de su ser y devolver al verdadero Andrew.
-Lo
siento.- Dije antes de desplomarme totalmente.
...
-¿Estas bien?.- Preguntó mi amigo lobo junto a mi.
-Eso creo... Espera un momento, ¿tu qué haces
aquí?-
-Esta es tu mente Miranda, es el único lugar donde
podemos reunirnos.-
-Pero yo estoy aquí... y tu en...-
-Es confuso, pero Destiny me enseño a hacerlo.
En este momento tu esta algo así como dormida, tu ''yo'' interno esta aquí. Tu
estas aquí.-
-¿Andrew?-
-No tengo idea, si tu no lo sabes, yo tampoco.-
-Francisco, lo siento mucho, pudiste haber
muerto.-
-Ambos pudimos morir, pero fuiste fuerte,
seguimos vivos.-
-Claro, solo si los vampiros aún vivimos.- Comenté yo.
-Sentí tu corazón latir por un instante...-
-¿Tu también?-
-¿A qué te refieres?-
-Cuando Andrew me atacaba, algo golpeaba con
mucha fuerza mi pecho, pero yo no tengo corazón, estoy muerta en vida. Es difícil
de explicar.-
-Tu no puedes morir, eres la princesa de la luz,
siempre habrá vida en ti, aún siendo una hibrida del mal y el bien.-
-Eres muy sabio para ser tan solo un adolecente
de 13 años.-
-Eso dicen todos.- Se vanaglorió.
Una
presión inexplicable comenzó a jalarme fuera de mi sueño, traté de aferrarme de
la mano de Francisco, pero este me sonrió e hizo un gesto para que lo soltara.
-Mirada,
despierta.-
-¿Estará
bien?-
-Eso
espero.-
-Miranda,
cariño, por favor abre tus ojos.-
-¿Eric?-
Susurré débilmente.
-¿Te
encuentras bien?-
-Eso
creo.- La presión que me despertó seguía en mi, oprimiendo mi cabeza.
-Estuviste
muy cerca de morir.-
-¿Kate,
cómo llegaste?-
-El
medallón no es el único portal para entrar al reino oscuro.-
-¿Dónde
esta Cristina?-
-No
lo sé...-
''Perdió
sus poderes de ángel guardián, ahora no es más que una simple mortal... Solo es
cosa de horas para que muera.'' Recordé las frívolas
palabras de Andrew.
-¡¡Cristina
va a morir!! Un demonio oscuro robo sus poderes.-
-No
puede ser.-
-¡Debemos
rescatarla! Si Andrew llevó a Cristina con Laurent... No tendremos otra
alternativa más que pelear...-
-O
ir al reino de la Luz y pedir ayuda.-
Dijo Katherine rotundamente.